Griezmann está sentenciado en el Barcelona
Griezmann llegó al Barcelona en el momento más inoportuno. Sus calabazas televisadas un año antes provocaron que el francés, zurdo cerrado, aterrizara con el pie derecho en el vestuario azulgrana, que prefería a Neymar, en la afición, que no olvidó la traición documental, e incluso en la prensa, que veía su fichaje innecesario y extemporáneo. Ahora, apenas nueve meses después de su llegada a la Ciudad Condal, Griezmann está sentenciado en el Barcelona.
El rendimiento de Griezmann en el Barcelona, aprobado pero discreto, no ha ayudado a que se haya convertido en uno de los intocables en el futuro de una plantilla, afectada por el ERTE presentado por el club azulgrana por el coronavirus, y que tendrá que apretarse el cinturón en tiempos venideros, sobre todo si acaban llegando los deseados Neymar y Lautaro Martínez, fichajes que ni son baratos ni ganan poco.
Por eso el Barcelona necesita colocar este verano como sea a Griezmann, uno de los jugadores con mayor sueldo de su plantilla, para hacer sitio a la llegada de Neymar o, en su defecto, para intentar paliar el enorme agujero económico que tiene con la masa salarial de su plantilla.
Una venta obligatoria
Además, la continuidad de Luis Suárez, íntimo amigo de Messi y protegido de Leo en la plantilla, en el Barcelona parece asegurada, lo que condena a Griezmann a salir del club azulgrana este verano. Por si fuera poco, las posibles llegadas de Neymar o Lautaro –incluso de ambos– obligan al Barça a hacer caja con el francés y también a quitarse su elevada ficha.
El club azulgrana está empezando a mover al delantero por media Europa, pero la crisis económica provocada por el coronavirus no ayudará a que el Barcelona recupere la enorme inversión de 120 millones que hizo por Griezmann hace menos de un año.